Destructivas casualidades

Por un largo rato llegué a pensar
que fue mi culpa, fui la causante
pero me di cuenta que no.
Fue una casualidad
ya estábamos predestinados
o simplemente estuvimos
en el momento equivocado
exactamente en el mismo sitio.
El encuentro fue sorpresivo
aunque te confieso:
tuve una corazonada,
algo me decia que sucedería.
Cuando intenté detenerlo
era muy tarde...
el daño estaba hecho
yo recostada en posición fetal
tratando de recordar
los momentos anteriores
donde fui feliz y todo estaba bien.
Tardé un instante en recuperarme
del golpe, del asombro;
no se de dónde saque fuerzas
para levantarme, mostrarme fuerte.

Debo demostrar que tengo el control,
domino desde un punto estratégico
donde estoy visible pero intocable.

Un rato después llega la ayuda,
de nada sirve porque lo hace
sin verdaderas ganas de apoyar.
Al final cada uno se va por su lado,
adolorida y triste intento dormir
para soñar de nuevo.